Entiendo el terrible sentimiento de pena, desazón, desbarajuste, impotencia y hasta posiblemente de culpa que le puede quedar a uno cuando tiene que ver a su hermandad a paso mudá por la calle con un palio chorreando, un Cristo andando para atrás y nazarenos empapados por las calles. Yo, lamentablemente no estaba allí, como de costumbre, por estar de guardia en un día como hoy. Y digo lamentablemente porque como hermana de esta collación querría con toda mi alma haber compartido con vosotros hasta nuestras lágrimas. Mis hijos sí estaban alli, Reyes, con su 3 años haciendo ya su segunda estación de penintencia, y Álvaro estrenándose este año como acólito. Éste es el que peor se lo ha tomado, como es lógico, con 11 años ya es otra cosa.
Ahora que el trabajo ha aflojado me atrevo a enviar estas palabras solo para deciros ¡¡ÁNIMO!!. ¿Que Cofradía no se ha mojado alguna vez en plena calle?. Es triste, sí, y desolador, como dice Manolo, recuerdo hace años la Estrella, sí, la valiente, de vuelta por el puente de Triana cayendo una tromba de agua que hacía resbalarse hasta a los costaleros.... o al Cristo de Pasión, en pleno Jueves Santo, entre la bulla sin saber ni para donde tirar... ¡¡que esto pasa en las mejores familias!! ¡que no pasa nada, pero NADA DE NADA!
Esta Hermandad demuestra durante todo el año con todas sus actividades que es mucho más que un rato en la calle de lucimiento de nuestras imágenes, así que p'alante. A seguir por ese camino, a recordar este año como una anécdota más y a esperar pacientemente el próximo, que ya falta un día menos.
Un beso a todos con todo mi cariño
Nuria
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