El lunes escuchaba en El llamador un fragmento del pregón de Antonio García Barbeito -que, a lo que parece, no ha dejado a nadie indiferente. El equipo de López de Paz lo "acunó" con una acertada música que hizo que uno de sus poemas me emocionase especialmente. Con permiso de Barbeito, lo reproduzco a continuación.
Lo miro en la cruz clavado,
abandonado de Dios
y un ruego: "¡perdónanos!",
se hace culpa en mi costado.
Lo negué. Y Él me ha salvado
de llenarme de vacíos.
Por eso, al sentirle fríos
manos y pies tan esclavos,
yo sé que en esos tres clavos
algunos golpes... son míos.
abandonado de Dios
y un ruego: "¡perdónanos!",
se hace culpa en mi costado.
Lo negué. Y Él me ha salvado
de llenarme de vacíos.
Por eso, al sentirle fríos
manos y pies tan esclavos,
yo sé que en esos tres clavos
algunos golpes... son míos.
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