En esta ocasión me vais a permitir que -abusando de vuestra confianza- escriba un breve comentario personal y no en nombre de la Hermandad, como hago habitualmente.
Este año, por una serie de circunstancias que no vienen al caso, no he podido hacerme cargo de la edición del boletín LAS TRES HORAS que publicamos ahora por Cuaresma y antes en Navidad. Pero no por ello iba a dejar de salir y estar en vuestras manos. Y a otras manos, precisamente, fue confiado. Esta noche he recibido un correo electrónico con la maqueta que se va a mandar a imprenta para que esté listo antes del Domingo de Ramos. Ha sido sólo echarle un vistazo, coger el teléfono y enviar un mensaje de admiración y gratitud a la persona que en esta ocasión ha desarrollado esa tarea de chinos que es la confección del boletín. Su respuesta no se ha hecho esperar y me ha desarmado por completo (el salto se convirtió en catarata).
Llevo viendo esas manos, a esa persona durante muchos años (más de quince) en la Hermandad. En estos últimos meses, sin ir más lejos, se la ha podido encontrar llevando al día el fichero de hermanos; redactando las actas de los cabildos; gestionando el cobro de recibos; vendiendo papeletas de rifas y de lotería; montando pasos y altares de cultos; planificando junto con el párroco el recorrido del Vía Crucis; ordenando los enseres en el almacén; leyendo en las misas de Hermandad; "reclutando" y atendiendo a los monaguillos antes, durante y después de la Estación de Penitencia; controlando su tramo de nazarenos del palio; portando báculos en el Corpus y otras procesiones; asistiendo a funciones principales en representación de la Hermandad; trabajando en la cocina del bar que montamos en la feria de muestras; presidiendo una mesa petitoria en nuestras cuestaciones a favor de la Asociación Española contra el Cáncer; pidiendo alimentos casa por casa en la campaña de Navidad; participando activamente en nuestro grupo de voluntariado; ayudando a Miguel Ángel León a vestir a la Santísima Virgen de los Dolores; colaborando en la organización de la convivencia en la ermita de Guaditoca o en las jiras al campo; bordando una saya para nuestra Titular; formando parte del grupo de Hermanas Camareras; cantando en el Coro Sacramental Cristo de las Aguas; ¡representando una zarzuela!... En fin: para qué seguir.
Nadie es imprescindible, todos somos más o menos necesarios y es de justicia reconocer el trabajo y la dedicación aunque se desempeñen con cariño como yo sé que ella lo hace. Por eso hoy me apetecía compartir el regalo de cumpleaños que he recibido y dar mis más sinceras y emocionadas gracias por todo lo bueno que nos aporta día a día a nuestra Secretaria, mi querida hermana en Cristo MARÍA JOSÉ CHAVES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario