Página de información y opinión de los hermanos y hermanas de la Real e Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Aguas, el Señor Sentado en la Peña y Nuestra Señora de los Dolores (Guadalcanal).
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jueves, 26 de junio de 2008

OS REGALO MI MOMENTO

No quiero pasar este momento sin compartirlo con vosotros, porque creo que es una de las cosas más bonitas que me han pasado. El haber gestado la idea, ya el verano pasado, de traer a Caralina, la hermana de Sasha, era una ilusión que no pensé nunca que iba a marcar un antes y un después en mi vida. Una vez que Rafa y yo lo hablamos detenidamente y también, por supuesto, con nuestras hijas María e Irene, ya solo era cuestión de tiempo y trámites burocráticos por parte de la Hdad. de Las Tres Horas. Pasaron los días y ya en Navidad la primera llamada del coordinador; había que dar los datos de los padres de acogida, etc. ya se aproximaban las fechas, entre tanto Cuaresma, Semana Santa... y por fin ya hay fecha para la sicóloga y ya se baraja el día en que vienen los niños. A mi esto todavía me seguía pareciendo un sueño que me quitaba el sueño, valga la redundancia. Como todo sueño tiene su final, me desperté el día sábado 21 de junio bien temprano, nerviosa e inquieta, revisándolo todo para que estuviera en orden. Su ropita en el armario, su pijama nuevo, muy importante para aquella primera noche en casa; su cama preparada, mi corazón abierto deseando darle mucho cariño y mis ojos llenos de lágrimas que esa misma noche derramarían al ver su carita que desconocía. Todo dispuesto, las tres familias hacemos 120 km deseando ver a nuestros niños. En mi mente tenía a Sasha, solo a él le ponía cara, y estaba deseando de abrazarlo. Ya estamos en la Iglesia de Los Terceros, sentados en los bancos y entran los niños, Sasha medio escondiéndose, ¿Sería aquella Caralina?, ¿la que iba de su mano? No la veía bien, pero era preciosa. Por fin nuestro turno, nos nombraron y nombraron a Caralina, y se acercó a nosotros una princesita rubia de ojos grandes y azules, con una sonrisa que inundaba la Iglesia; y me dio un abrazo y unos besos como si me conociera de años anteriores. Ahí me derrumbé y rompí en lágrimas que no quería esteriorizar, pero eran inevitables. Este es el "después" del que os hablaba antes, pues no hay nada más gratificante que dar vida a un niño y compartirlo con los demás.
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Puri Muñoz Criado

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