Texto remitido por nuestra hermana Puri Muñoz y leído en la Misa de Hermandad del pasado sábado:
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Me gustaría aprovechar la acción de gracias de nuestra Misa de Hermandad para agradecer a Dios la templanza que nos dio a todos los hermanos que, congregados aquí en la parroquia, vivimos tan amargos momentos el Sábado Santo. Entre lágrimas y abrazos parecía como si el tiempo se hubiese detenido y mi cuerpo, estremecido de frío, no daba crédito a lo que ocurría. Pero, entre tanta confusión, estaba allí aquella voz, la dulce voz de Dios que me colmaba y me arropaba a la vez. En esa relación mía con Dios y de Dios conmigo pude percibir que me daba esperanza, aquella que nos ha dado a todos. Porque allí, en ese momento, empezaba nuestra verdadera Estación de Penitencia, el discurrir de un año por delante con sus dificultades y proyectos, con sus alegrías y sus tristezas, que iremos afrontando si estamos unidos a Él sin soltarnos ni un segundo.
Jesucristo nos dio unión y más fe aquella tarde y ahora somos más fuertes. Miremos hacia delante todos juntos como una piña y vivimos día a día lo que la vida nos traiga, pero siempre agradeciendo lo que nos brinda nuestra querida Hermandad: la posibilidad de poder vivir la caridad con los niños, con los mayores y con los pobres; la fe con sus actos de solidaridad con los enfermos y con la Eucaristía en las misas mensuales, y el amor con sus convivencias y acercamiento a las personas que sufren y lo pasan mal.
En definitiva, al dar las gracias a Dios también os las doy a vosotros, a los hermanos de “los blancos” porque siempre estáis ahí, siempre dispuestos y orgullosos de vuestra Hermandad. No dejéis nunca de estarlo porque sois con vuestro apoyo el motor que me impulsa –que nos impulsa a todos- a seguir trabajando y luchando. Muchas gracias.
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PURIFICACIÓN MUÑOZ CRIADO.
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