Estimado don Juan Carlos, hermanos costaleros, componentes del grupo de hermanas camareras de la Santísima Virgen de los Dolores, Coro Sacramental Santísimo Cristo de las Aguas, y demás hermanos asistentes a esta V Convivencia de Hermanos de la Hermandad de las Tres Horas, muy buenas tardes a todos.
Es para mí una gran satisfacción volver a saludaros y daros la bienvenida a la “V CONVIVENCIA DE HERMANOS DE LA HERMANDAD DE LAS TRES HORAS”, acto que como os decía en la carta de invitación se ha convertido ya por derecho propio en el tercero en orden de importancia de todos los que nuestra Hermandad realiza a lo largo del año y que todos esperamos con inusitada ilusión año tras año.
En primer lugar, en nombre de la Hermandad de Las Tres Horas, quiero dar la más cordial bienvenida a nuestro nuevo Párroco y dentro de poco tiempo también Director Espiritual, don Juan Carlos de la Rosa Egea, a este primer acto que tenemos el honor de compartir con él, e imponerle la medalla de nuestra Hermandad, para que con ella se sienta uno más de nosotros. Desde aquí, don Juan Carlos, quiero brindarle todo nuestro apoyo y colaboración en lo que necesite en su labor pastoral en nuestra Parroquia.
En segundo lugar y aprovechando que hoy estáis convocados a esta Convivencia todos los hermanos de nuestra Hermandad, os quiero comunicar personalmente que nuestro gran sueño, como es la Casa Hermandad, está un poco más cerca, ya que los trámites administrativos están totalmente finalizados y ya tenemos concedida por parte del Ayuntamiento la correspondiente licencia municipal de obras, cosa que, creedme, no ha sido nada fácil, dada la singularidad del edificio. Desde aquí quiero agradecer a todas las personas que lo han hecho posible. Ahora es cuando nos toca a todos arrimar el hombro para que en el menor plazo de tiempo posible podamos comenzar con las obras, ya que desde la Junta de Gobierno consideramos vital su construcción para la vida de nuestra Hermandad.
Quiero igualmente dar las gracias a todos los que de una forma u otra habéis colaborado con nosotros en los proyectos que la Diputación de Caridad ha desarrollado este pasado verano, como son, entre otros, la acogida de nuestros tres pequeños bielorrusos, la cuestación durante los miércoles del mes de agosto para la Asociación Española contra el Cáncer, así como la acción de voluntariado para hacer la vida mas llevadera a las personas mayores de la Residencia. Pero como nuestra Diputación de Caridad no para, ya estamos preparando la próxima Campaña de Navidad, de la cual os tendremos informados por los medios habituales, así como algún acto que nos sirva para la recaudación de fondos a fin de que el próximo verano podamos contar de nuevo entre nosotros con nuestros Sasha, Pavel y Caralina, una vez que ya se han solucionado los problemas burocráticos con Bielorrusia, que nos han tenido a muchos en vilo durante algún tiempo.
Al hilo de lo anterior quería hacer con vosotros una breve reflexión acerca de la acción social en las hermandades, la cual para esta Junta de Gobierno desde el principio de su mandato ha sido una importante prioridad, no por ello dejando de cumplir con nuestras Reglas en lo referente a Cultos a nuestros Sagrados Titulares, pero siempre hemos entendido que la vida de una Hermandad no debe circunscribirse al hecho de sacar dos Pasos a la calle.
El auge que nuestras Hermandades han experimentado durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI ha repercutido de forma notoria en la promoción de una importante labor asistencial cuyo desarrollo sigue un ritmo creciente en las últimas décadas. Es innegable que la caridad ha desempeñado una importante misión en el seno de las Hermandades, pero no puede desconocerse tampoco que la carestía en que nuestras propias corporaciones se veían inmersas afectaba al desarrollo pleno de esta dimensión principal de la Hermandad. Hoy las circunstancias han cambiado: no sólo por el progreso general de nuestra sociedad y porque nuestras Hermandades han venido consecuentemente a mejor fortuna, sino también porque el magisterio de la Iglesia nos urge a una acción directa e inmediata en la propagación del Evangelio. Fruto de ello, los cofrades somos cada vez más sensibles y más conscientes de que nuestro culto necesita ser autenticado en el pergamino de la vida con la tinta de nuestro esfuerzo. Hay una sensibilidad renovada hacia los problemas sociales, una sensibilidad que precisa ser cultivada porque es la manifestación más rotunda de la apertura, de la disponibilidad, del servicio y del amor hacia el prójimo.
Y, ya sin alargarme más, vamos a participar todos de la eucaristía; muchas gracias por vuestra asistencia a este acto y espero que pasemos un buen día de hermandad y confraternidad.
Es para mí una gran satisfacción volver a saludaros y daros la bienvenida a la “V CONVIVENCIA DE HERMANOS DE LA HERMANDAD DE LAS TRES HORAS”, acto que como os decía en la carta de invitación se ha convertido ya por derecho propio en el tercero en orden de importancia de todos los que nuestra Hermandad realiza a lo largo del año y que todos esperamos con inusitada ilusión año tras año.
En primer lugar, en nombre de la Hermandad de Las Tres Horas, quiero dar la más cordial bienvenida a nuestro nuevo Párroco y dentro de poco tiempo también Director Espiritual, don Juan Carlos de la Rosa Egea, a este primer acto que tenemos el honor de compartir con él, e imponerle la medalla de nuestra Hermandad, para que con ella se sienta uno más de nosotros. Desde aquí, don Juan Carlos, quiero brindarle todo nuestro apoyo y colaboración en lo que necesite en su labor pastoral en nuestra Parroquia.
En segundo lugar y aprovechando que hoy estáis convocados a esta Convivencia todos los hermanos de nuestra Hermandad, os quiero comunicar personalmente que nuestro gran sueño, como es la Casa Hermandad, está un poco más cerca, ya que los trámites administrativos están totalmente finalizados y ya tenemos concedida por parte del Ayuntamiento la correspondiente licencia municipal de obras, cosa que, creedme, no ha sido nada fácil, dada la singularidad del edificio. Desde aquí quiero agradecer a todas las personas que lo han hecho posible. Ahora es cuando nos toca a todos arrimar el hombro para que en el menor plazo de tiempo posible podamos comenzar con las obras, ya que desde la Junta de Gobierno consideramos vital su construcción para la vida de nuestra Hermandad.
Quiero igualmente dar las gracias a todos los que de una forma u otra habéis colaborado con nosotros en los proyectos que la Diputación de Caridad ha desarrollado este pasado verano, como son, entre otros, la acogida de nuestros tres pequeños bielorrusos, la cuestación durante los miércoles del mes de agosto para la Asociación Española contra el Cáncer, así como la acción de voluntariado para hacer la vida mas llevadera a las personas mayores de la Residencia. Pero como nuestra Diputación de Caridad no para, ya estamos preparando la próxima Campaña de Navidad, de la cual os tendremos informados por los medios habituales, así como algún acto que nos sirva para la recaudación de fondos a fin de que el próximo verano podamos contar de nuevo entre nosotros con nuestros Sasha, Pavel y Caralina, una vez que ya se han solucionado los problemas burocráticos con Bielorrusia, que nos han tenido a muchos en vilo durante algún tiempo.
Al hilo de lo anterior quería hacer con vosotros una breve reflexión acerca de la acción social en las hermandades, la cual para esta Junta de Gobierno desde el principio de su mandato ha sido una importante prioridad, no por ello dejando de cumplir con nuestras Reglas en lo referente a Cultos a nuestros Sagrados Titulares, pero siempre hemos entendido que la vida de una Hermandad no debe circunscribirse al hecho de sacar dos Pasos a la calle.
El auge que nuestras Hermandades han experimentado durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI ha repercutido de forma notoria en la promoción de una importante labor asistencial cuyo desarrollo sigue un ritmo creciente en las últimas décadas. Es innegable que la caridad ha desempeñado una importante misión en el seno de las Hermandades, pero no puede desconocerse tampoco que la carestía en que nuestras propias corporaciones se veían inmersas afectaba al desarrollo pleno de esta dimensión principal de la Hermandad. Hoy las circunstancias han cambiado: no sólo por el progreso general de nuestra sociedad y porque nuestras Hermandades han venido consecuentemente a mejor fortuna, sino también porque el magisterio de la Iglesia nos urge a una acción directa e inmediata en la propagación del Evangelio. Fruto de ello, los cofrades somos cada vez más sensibles y más conscientes de que nuestro culto necesita ser autenticado en el pergamino de la vida con la tinta de nuestro esfuerzo. Hay una sensibilidad renovada hacia los problemas sociales, una sensibilidad que precisa ser cultivada porque es la manifestación más rotunda de la apertura, de la disponibilidad, del servicio y del amor hacia el prójimo.
Y, ya sin alargarme más, vamos a participar todos de la eucaristía; muchas gracias por vuestra asistencia a este acto y espero que pasemos un buen día de hermandad y confraternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario