En la noche del viernes los miembros de la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad celebramos una cena de despedida de los niños bielorrusos que intentó ser también un acto de sincera gratitud hacia las familias de acogida (José Ramón-Loli, Rafa-Puri, Joaquín-Mariluz y sus hijos)..
En la tarde de este sábado, dentro de unas horas, Pavel, Caralina y Sasha (junto con el resto de compatriotas acogidos por la Hermandad de la Sagrada Cena de Sevilla) cogen el avión para volver de nuevo a Belarús, a su casa, a reunirse con sus padres, familiares y amigos, tras haber pasado en nuestro pueblo cuarenta días. Se van felices por las experiencias vividas, por los alimentos sanos que han comido, por el aire puro respirado, por la cantidad de amigos que han hecho, por el sol que ha acariciado su joven piel... Nosotros nos quedamos aquí, con el alma rota por la separación, pero también satisfechos por haber contribuido humildemente a hacerles la vida más amable. Como decía el Cardenal Amigo en la ceremonia de bienvenida También tenéis que ofrecer este sacrificio: el de tener lejos de los ojos durante mucho tiempo a los que quisiérais tener siempre a vuestro lado [...] El amor cristiano puede querer a todo el mundo sin necesidad de tener delante de los ojos a las personas que quieres [...] Los kilómetros nos separan; el amor nos acerca.
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Con estas premisas, queridos Pavel, Caralina, Sasha, os decimos hasta pronto. Seguro que el Santísimo Cristo de las Aguas y su Bendita Madre, la Santísima Virgen de los Dolores, cuidarán de vosotros a la par que confortarán nuestra tristeza. Gracias por habernos enseñado tanto en estos días. QUE DIOS OS BENDIGA.
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