Ahora que se acerca la hora de partida de nuestros pequeños Pavel, Pavel II, Karolina y Sasha, quisiera desde este blog, donde, por cierto me estreno con este comentario, aunque lo leo a diario, rendir un pequeño pero sincero homenaje a los padres y madres de acogida, que, un verano más, y ya van cuatro, han hecho todo lo posible para que esos niños sean lo más felices posible durante los cuarenta días que han permanecido en nuestro pueblo.
Su amor y generosidad han sido infinitos, tratándolos como verdaderos hijos biológicos suyos, o mejor aún si cabe.
Su amor y generosidad han sido infinitos, tratándolos como verdaderos hijos biológicos suyos, o mejor aún si cabe.
Es durante los fines de semana cuando puedo compartir con ellos unas horas y me llena de felicidad ver a esos padres y madres mimando a los niños, dándoles lo mejor que tienen, tratando de que lo pasen lo mejor posible y sean felices en tan poco espacio de tiempo como están con nosotros, en definitiva haciendo un verdadero ejercicio de amor y solidaridad, pero, sobre todo de caridad.
Me llena de orgullo pertenecer a una Hermandad donde su fin principal y el de sus hermanos no es únicamente sacar Pasos a la calle, sino una Hermandad donde desde hace ya algunos años sus fines principales son otros bien distintos que sobra poner aquí, porque los hermanos sabemos muy bien cuales son, ya que, como en el caso de la acogida de los niños bielorrusos, están a la vista de todos.
Felicito también a la Junta de Gobierno por el empeño que ponen a lo largo del año para que este Programa de Acogida sea una realidad año tras año.
RAFI NIETO.
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