Después de cuatro años he vuelto a salir de nazarena acompañando a nuestro Cristo de las Aguas y Nuestra Señora de los Dolores y ha sido una experiencia magnifica , detrás de la Cruz de Guía, este año más pesada y enlutada que nunca, acompañada por los relevos generacionales, Enrique, Manuel, Adela, Carlos y Jose, en el tramo de palio, Belén, con su padre, que dejó el costal y cogió el capillo , Emilio, en la banda de música y un costalero con veintiocho primaveras bajo las trabajaderas del Cristo, he recordado mis años de infancia : el ajetreo de la minuciosa preparación de las túnicas unos días antes, cuando las recogíamos con entusiasmo en casa de nuestro querido Placido Cote y Pepita, lavarlas, encoger o dar de sí , buscar los guantes, ajustar los capillos , las velas para los cirios, las bolsas de caramelos y lo mejor, antes de empezar a vestirnos, mi Madre nos preparaba el típico desayuno de la mañana del Viernes Santo, sus caseros churros con chocolate, para seis bocas ansiosas después de nuestra infantil Madrugá y algún amigo agregado para la ocasión, desfallecer nos desfallecíamos, por hambre no, por el atracón , tal vez.
Luego el ir y venir de nazarenos, costaleros, acompañantes, cruzando la plaza de nuestros recuerdos hasta la Iglesia, esperando este año, como muchos otros , que la lluvia diera un descanso, acortando el recorrido pero en la calle, en nuestra calles, cada uno en el anonimato de su estación de penitencia, dando gracias, rezando , pidiendo o rogando a nuestro Cristo de las Aguas y la Virgen de los Dolores.
Los que elegimos hacer el recorrido con el antifaz y el cirio, como los costaleros, nos perdemos muchos momentos entrañables de la Hermandad, cierto, pero ese rato de acompañamiento y recogimiento contigo mismo, también merece la pena vivirlo.
Por ello, desde aquí , animo a los hombre y mujeres , antes niños que fueron nazarenos, para que al tiempo que preparan las túnicas para sus hijos retomen las suyas, les den de sí, a buen seguro y los acompañen en su recorrido infantil , yo por mi parte espero estar, llevando mi túnica blanca de capa roja que cada año me sigue preparando mi Madre y tan bien acompañada como este año y con Una, no , dos nazarenas más, una madre y un carrito, y para aquellos que no dispongan de túnica, no es excusa, que la busquen a través de la Hermandad y prueben , yo volveré a vestir la mía , herencia de mi Padre, que también fue Nazareno.
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