En estos últimos cinco años he tenido el placer de conocer más a fondo a esa persona llena de vida, llena de amor por sus hijos y nietos, llena de amor para su hermandad, para su Virgen de los Dolores. Ella ha sabido seguir con el legado que le dejó su esposo estando siempre ahí, en la sombra, dispuesta para lo que se le ha necesitado, interesada por todo lo que respecta a la hermandad, siempre arropada por su Cristo de las Aguas y su Virgen de los Dolores en los malos y buenos momentos, y dándole gracias por todo lo bueno que Dios te ha dado que ha sido mucho, un compañero ejemplar, unos hijos maravillosos, y fruto de todo ésto siete soles que despiertan cada mañana para iluminar tu vida y dar calor a tu corazón grande y caritativo.
Mientras escribo estas líneas no puedo contener alguna que otra lágrima corriendo por mi mejilla, acordándome de tantos ratos como hemos estado en la tienda hablando de proyectos para nuestra hermandad, de cada convivencia o cena de nuestras hermanas camareras, a las que siempre ponías una disculpa para no estar presente. Yo sé que el recuerdo de tu compañero en esas ocasiones estaba muy presente y comprendía tu actitud. Sin embargo, en cada semana de Pasión, eras tú la que me buscabas para ver qué turno de vela te había puesto, sabías que la Virgen te llamaba y tú le dedicabas ese tiempo que siempre guardabas para Ella.
Gracias Pepita por haberme ofrecido tu amistad. Eres de esas personas que dejan huella, muy especial, por eso mi tristeza por tu pérdida hoy se convierte en alegría porque sé que ya estás gozando de la paz de Dios y el descanso eterno al lado de tus seres queridos.
Esto no es una despedida porque sé que desde el cielo vas a estar intercediendo por cada pétalo de la rosa que formamos el grupo de tus hermanas camareras.
PURI MUÑOZ CRIADO
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