Como continuación a la crónica que ya ha hecho Manolo Rincón de la Estación de Penitencia, quería en nombre de la Junta de Gobierno, felicitar a todos los hermanos (capataces, costaleros, nazarenos, acólitos) por el estupendo comportamiento que tuvieron, -una vez más- en el transcurso de la Estación de Penitencia del pasado Sábado Santo, sin perder en ningún momento la compostura, a pesar del enorme esfuerzo que tuvimos que hacer con motivo de las escasas, pero inoportunas gotas que nos comenzaron a caer al llegar a la Plaza Cristo de las Aguas y que nos hicieron acelerar el paso para llegar a la Iglesia Parroquial en el menor tiempo posible sin sufrir ningún desperfecto como así afortunadamente pudimos conseguir. Ya en alguna ocasión he dicho que nuestro mayor patrimonio, es el humano, y una vez más nuestros hermanos supieron estar a la altura.
Durante el tiempo que pudimos efectuar la Estación de Penitencia con normalidad el comportamiento podría decir que fue exquisito, incluido el del numeroso grupo de niños que siempre nos acompañan vestidos de nazarenos, algunos incluso llevados por sus madres en carritos, permitiendo que la Cofradía en la calle fuera perfectamente organizada.
Tenemos que quedarnos con los magníficos momentos vividos antes de las inoportunas gotas, como fueron, entre otros: ver las caras de emoción de los mayores de la residencia en la salida, la plasticidad de nuestra Cofradia en la calle Juan Carlos I, donde un año más causamos expectación y “bulla” diría yo, como se pudo comprobar al estar la calle completamente abarrotada de público, en el momento de la petalada a la Santísima Virgen, con ese Paso de Palio andando como solamente sabe hacer la Cuadrilla de la Virgen de los Dolores, la imagen del Santísimo Cristo de las Aguas por la calle Tres Cruces, en unas imágenes inéditas hasta entonces, con esa magnifica Cuadrilla de Costaleros haciendo un ímprobo trabajo, junto con sus capataces, para sortear los numerosos cables de tendido eléctrico que en dicha calle había; ver la cara de felicidad de nuestro amigo o para muchos de nosotros algo más que amigo diría yo, Rafael Torrado, en la puerta de su casa sentado en su silla de ruedas completamente emocionado delante de los Pasos de su Hermandad.
Como otras veces he dicho nuestra Hermandad desde hace ya varios años no vive únicamente para la Procesión del Sábado Santo, aunque por supuesto es una parte muy importante, sino que tenemos afortunadamente otras muchas actividades que hacen que la Hermandad esté viva durante todo el año, sin ir más lejos, después de unos merecidos días de descanso, ya mismo estamos preparando el Corpus y la llegada de nuestros cuatro pequeños Bielorrusos que harán que durante el verano nos volquemos con ellos para darles junto con sus padres de acogida la máxima felicidad y cariño en los días que pasen con nosotros y a continuación nos dispondremos en la organización de la ya habitual cuestación para la Asociación Española contra el Cancer. Por lo tanto no debemos estar tristes por esas inoportunas gotas que hicieron que la parte final de la Estación de Penitencia no terminase como todos hubiésemos querido, sino que debemos quedarnos con los momentos de felicidad y emoción que también tuvimos.
Por último, quería dar las gracias a todos los hermanos que nos han ayudado en los días de intenso trabajo de montaje y desmontaje de Pasos, no quiero personalizar para no olvidarme de ninguno, y a todos los vecinos de la calle Tres Cruces y Pozo Rico que han engalanado dichas calles con colgaduras en los balcones y por la gran ilusión de los mismos, de la cual nos sentimos honrados, y que varios de ellos personalmente me han trasmitido, por ver pasar a nuestra Hermandad por delante de sus casas.
Un fuerte abrazo para todos.
Manuel I. Chaparro Trancoso.
Durante el tiempo que pudimos efectuar la Estación de Penitencia con normalidad el comportamiento podría decir que fue exquisito, incluido el del numeroso grupo de niños que siempre nos acompañan vestidos de nazarenos, algunos incluso llevados por sus madres en carritos, permitiendo que la Cofradía en la calle fuera perfectamente organizada.
Tenemos que quedarnos con los magníficos momentos vividos antes de las inoportunas gotas, como fueron, entre otros: ver las caras de emoción de los mayores de la residencia en la salida, la plasticidad de nuestra Cofradia en la calle Juan Carlos I, donde un año más causamos expectación y “bulla” diría yo, como se pudo comprobar al estar la calle completamente abarrotada de público, en el momento de la petalada a la Santísima Virgen, con ese Paso de Palio andando como solamente sabe hacer la Cuadrilla de la Virgen de los Dolores, la imagen del Santísimo Cristo de las Aguas por la calle Tres Cruces, en unas imágenes inéditas hasta entonces, con esa magnifica Cuadrilla de Costaleros haciendo un ímprobo trabajo, junto con sus capataces, para sortear los numerosos cables de tendido eléctrico que en dicha calle había; ver la cara de felicidad de nuestro amigo o para muchos de nosotros algo más que amigo diría yo, Rafael Torrado, en la puerta de su casa sentado en su silla de ruedas completamente emocionado delante de los Pasos de su Hermandad.
Como otras veces he dicho nuestra Hermandad desde hace ya varios años no vive únicamente para la Procesión del Sábado Santo, aunque por supuesto es una parte muy importante, sino que tenemos afortunadamente otras muchas actividades que hacen que la Hermandad esté viva durante todo el año, sin ir más lejos, después de unos merecidos días de descanso, ya mismo estamos preparando el Corpus y la llegada de nuestros cuatro pequeños Bielorrusos que harán que durante el verano nos volquemos con ellos para darles junto con sus padres de acogida la máxima felicidad y cariño en los días que pasen con nosotros y a continuación nos dispondremos en la organización de la ya habitual cuestación para la Asociación Española contra el Cancer. Por lo tanto no debemos estar tristes por esas inoportunas gotas que hicieron que la parte final de la Estación de Penitencia no terminase como todos hubiésemos querido, sino que debemos quedarnos con los momentos de felicidad y emoción que también tuvimos.
Por último, quería dar las gracias a todos los hermanos que nos han ayudado en los días de intenso trabajo de montaje y desmontaje de Pasos, no quiero personalizar para no olvidarme de ninguno, y a todos los vecinos de la calle Tres Cruces y Pozo Rico que han engalanado dichas calles con colgaduras en los balcones y por la gran ilusión de los mismos, de la cual nos sentimos honrados, y que varios de ellos personalmente me han trasmitido, por ver pasar a nuestra Hermandad por delante de sus casas.
Un fuerte abrazo para todos.
Manuel I. Chaparro Trancoso.
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