Reflexión sobre el Evangelio según san Juan (20, 19-31) para el II Domingo de Pascua. Pulsad sobre la imagen para descargar el archivo.
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Hoy no te pido ni tus manos ni tu costado para cerciorarme de la veracidad de tus heridas. Hoy tan sólo te pido ser yo pobres manos abiertas para hacer el bien al prójimo, sin miedos, sin prejuicios. Quiero ser instrumento de tu paz.
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