
Se presentaba una mañana soleada de
Sábado Santo en
Guadalcanal. Nuestra
Hermandad se preparaba para efectuar su
Estación de Penitencia. Así, por la mañana se daban los últimos toques para preparar las flores que se regalarían a la
Santísima Virgen de los Dolores a su paso por la calle
Juan Carlos I, mientras que se colocaban en la capilla todas las insignias de la
Cofradía. A las seis menos cuarto de la tarde ya estaban en su lugar de preferencia los ancianos -diecisiete este año- provenientes de la residencia
Hermana Josefa María. Dos minutos antes de las seis se abrieron las puertas de
Santa María de la Asunción para dar paso a la cruz de guía y, con ella, al tramo de nazarenos del paso del
Santísimo Cristo de las Aguas, este año comandado por nuestros hermanos
Salvador Chaparro y
Rafael Ojeda y exornado con lirios morados y dos piñas de claveles rojos a los lados; tras él, la
Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo del Amor.

El paso de palio -claveles blancos y rosas en la delantera- salía veinte minutos más tarde a los sones de
María, interpretada a las puertas de la iglesia por la
Banda de Música Nuestra Señora de Guaditoca. Los capataces, nuestros hermanos
Francisco José Rivero y
José Antonio Maldonado. En la presidencia, junto al
Hermano Mayor y otro representante de la
Junta de Gobierno, figuraba el
Director Espiritual y
Párroco de Guadalcanal,
D. Juan Carlos de la Rosa. El discurrir de la
Cofradía era más rápido que en años anteriores, yendo prácticamente unidos en todo momento los tramos de nazarenos de ambos pasos. A su llegada al final de la calle
Andrés Mirón, como novedad- y por obras en
Antonio Machado- el itinerario discurre por
Tres Cruces (donde se hace una parada ante la casa de nuestro hermano
D. Rafael Torrado) y
Pozo Rico, donde empiezan a caer las primeras gotas de esa lluvia a la que ya deberíamos estar acostumbrados. Se pasa sin dificultad -gracias a la ayuda de una pértiga- bajo un cable que presentaba problemas de altura.

Con una antelación de más de media hora, el
Santísimo Cristo de las Aguas se presentaba ante la remozada fachada de la iglesia de la
Concepción, en la plaza de su mismo nombre. Las gotas de lluvia comenzaban a ser más consistentes y numerosas, por lo que se decidía aligerar el paso. A ritmo de tambor discurría por la calle
San Sebastián el paso del
Señor, mientras que el de palio avanzaba rápidamente tras él. Situados en la plaza de
España se procedía a la entrada del paso del
Santísimo Cristo de las Aguas; a las nueve y diez -una hora y cuarto antes del horario previsto- entraba el palio, poniendo fin así a una breve
Estación de Penitencia malograda, un año más, por la lluvia. Sirva este somero comentario -junto a las fotografías tomadas por
Rafi Nieto- como resumen del
Sábado Santo de 2010. Otra vez será...
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