En este mes del Adviento, en el que se cierra un ciclo mas de nuestras vidas, nos llegan momentos de meditación, de hacer un amplio resumen de lo logrado o no alcanzado, como también las adversidades que a fuerza de nuestra voluntad y con la ayuda de nuestros seres queridos hemos ido superando, no obstante también es tiempo de júbilo, de sentir todo o casi todos los deseos alcanzados y hechos realidad. Ya próximo a culminar el año 2009, siento la necesidad de escribir en este nuestro blog, para hacer llegar a esta gran familia de hermanos y hermanas de la Hermandad de las Tres Horas, mis mejores deseos de prosperidad, amor, paz y sobre todo la armonía necesaria para que encaminéis la vida hacia el futuro que os propongáis.
Recordad que nunca estamos solos que tenemos un ángel a nuestro lado.
Acordémonos de nuestro Ángel en todas las situaciones y obtendremos su calor y apoyo. En esta nueva era este nuestro Ángel, nos permite conocer más de nosotros mismos, nos ayuda a conectar con nuestra propia naturaleza espiritual, para diferenciar entre lo celestial y lo terrenal. Permitamos que la magia de la Navidad llegue a nuestras vidas, liberando el pasado, limpiando nuestro interior de rencores de dolor de confusión de resentimiento de frustración y de todo lo negativo que hemos venido acumulando. Esta es una época de perdón de alegría de generosidad de armonía y de paz. Dejemos fluir la fuerza del Amor que es la energía vital que mueve el universo de los hombres y mujeres de buena voluntad. En estos momento de turbulencias económico-políticas, necesitamos un regalo muy especial que ponga color e ilumine nuestro camino cerremos por un instante los ojos y sintamos el cálido abrazo de nuestro ángel, dejemos que nos cubra con sus alas en una caricia que cala el alma.
Tengamos la seguridad que la paz y la serenidad nos llenará por completo. Renazcamos espiritualmente, agradeciendo por todo lo que Dios y la vida nos regala. Decretemos que nos merecemos una Navidad dorada, y sintámonos felices incluso en las situaciones más difíciles alejando los temores, no olvidemos que siempre hay días de sol para todos, pidamos a nuestro Ángel que sigamos siempre creciendo en mente y espíritu.
Un Abrazo y Feliz Navidad.
Vuestro Hermano en Cristo, Juan Antonio Escote Omenac.
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