¡Felicidades, hermanos!

Se celebran en estos días los actos conmemorativos del XXV aniversario de la bendición de la imagen de la Santísima Virgen de la Paz , de la querida Hermandad del Costalero, tan vinculada a la nuestra desde su fundación en 1980, tras la cesión a la misma por nuestra parte de la talla del Señor Sentado en la Peña.

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Me tomo la libertad de rescatar las palabras pronunciadas por nuestro hermano Enrique Gómez-Álvarez en el pregón del XVV aniversario de la Hermandad del Costalero. A través de ellas nos habla de esos primeros momentos de la Virgen de la Paz en Guadalcanal.

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[...] Lo recuerdo como un día grande. Llegamos a la iglesia y en el frente del altar mayor se encontraban el Señor Sentado en la Peña y, a su lado, su madre. Una Virgen joven que nos deslumbró con su blanca palidez. Previamente, antes de conocerla, habíamos tenido una reunión en la sacristía para elegir el nombre de la Virgen. Cada uno aportó su idea, recurriendo a las advocaciones de la Virgen María de distintas hermandades de Sevilla, para luego proceder a votarla. Se presentaron diversas posibilidades, pero, afortunadamente, el Señor nos iluminó a la hora de escoger el nombre de la Virgen y en la votación triunfó el nombre justo y necesario. El nombre que determinará nuestro futuro en la tierra. El que refleja nuestra necesidad diaria. El que añoramos para nosotros y nuestros hijos. El que expresa la necesaria unidad entre todos los hombres. Y así, aquella Virgen que nos deslumbró con su belleza y su palidez de luna se llamó María Santísima de la PAZ [...]

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Desde este lugar de encuentro queremos dar la enhorabuena a la Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia Sentado en la Peña y María Santísima de la Paz y a quienes durante todo este tiempo --con su amorosa dedicación-- han contribuido a engrandecer la incomparable Semana Santa de Guadalcanal imprimiendo ese sello de calidad tan genuino a la noche del Miércoles Santo.

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¡FELICIDADES, HERMANOS!